Aunque el reloj de nuestro smartphone nos indique que cada día tiene exactamente 24 horas, en realidad cada jornada no dura precisamente 86.400 segundos. Leves cambios llevan a la Tierra a modificar el tiempo que le toma completar una sola rotación, un giro en torno a su propio eje. Las variaciones ocurren durante períodos de millones de años o casi instantáneamente: fenómenos como los terremotos y las grandes tormentas pueden desempeñar un papel importante en esas modificaciones.
En realidad, cualquier mínimo cambio en las masas que inciden sobre el interior y la superficie de la Tierra producen variantes en el tiempo exacto de rotación. Si observamos a una bailarina de danza clásica, podemos apreciar que puede girar con mayor velocidad cuando lleva sus brazos hacia su cuerpo, el eje alrededor del cual gira. Con la Tierra sucede algo similar: la distribución de las masas que la afectan hace que su velocidad de giro se incremente o se reduzca.
La conexión entre el interior y la superficie de la Tierra también entra en juego: los terremotos de mayor impacto pueden cambiar la duración del día, aunque normalmente en pequeñas cantidades. Por ejemplo, el Gran Terremoto de Tōhoku de 2011, en Japón, que alcanzó una magnitud de 8,9 en la escala sismológica de Richter, aceleró la rotación de la Tierra en alrededor de 1,8 microsegundos. Parece insignificante para nuestra visión, pero para el planeta no lo es.
En el mismo sentido, los ciclos quincenales y mensuales de las mareas mueven masas alrededor del planeta, generando cambios en la duración del día de hasta un milisegundo en ambas direcciones. El movimiento de nuestra atmósfera y las corrientes oceánicas también desempeñan un papel trascendente, hasta incluso las capas estacionales de nieve, las lluvias o la extracción de agua subterránea pueden alterar la duración del día.
https://www.levante-emv.com/tendencias21/2022/08/08/dias-tierra-duran-ciencia-explicarlo-73171385.html